Monday, March 28, 2005

"SOBRE UTOPIAS"

"Imaginen theres no country, it isnt hard to do, nothing to kill our die for, no religion to"
imagen all the people, living life in peace, u might say i am a dreamer, but i am not the only one, i hope some day u will join us, n the world as one"*


Hoy en día, concebir una utopía es sin duda una de las empresas más difíciles; al parecer no quedan más espacios para ésta. Todos los sueños e ideales que en su momento habrían de generar una praxis histórica, han sido declarados innecesarios y superfluos. A consecuencia de esto, se han postergado como triunfadores los escépticos postmodernos y los conformistas. Aparentemente, el hombre claudica ante la incapacidad absoluta de poder dominar, superar, trascender la galopante destrucción del entorno, las estructuras políticas y sociales, el orden económico y a los hombres mismos.
Este sentimiento de holocausto se ha hecho más evidente con la crisis del socialismo real y de los movimientos revolucionarios, la crisis de las izquierdas, etc. Todo esto lleva a la consideración de que ha desaparecido la posibilidad de un cambio de cosas, que pensar una sociedad sin contradicciones es fantasioso e ilusorio. Sin embargo, la utopía como fantasía, como algo ideal, metafísico, debe seguir siendo la negación total de la sociedad establecida; así pues, esta ruptura es la única manera de poner en perspectiva los problemas que la consolidación de una sociedad burguesa-capitalista trae consigo.
A menudo, las utopías se han entendido en sutilezas metafísicas al ser comparadas con la devastadora realidad social. Es entonces, esta negación del estado de cosas la cual le otorga su carácter de ideal. Sin embargo, como consecuencia de esto, son a menudo interpretadas desde la perspectiva de una totalidad errónea. Con el fin de contrastar tales perspectivas, debemos tener en cuenta la relación que tiene lo utópico con una totalidad, es decir, de cómo la teoría social entiende la realidad misma. En este caso, la totalidad de la que habla Max Weber (1971), es una totalidad falsa y vinculada a ella, podemos caracterizar las formas que la utopía ha tenido en correspondencia con las formas de esta totalidad falsa:

Totalidad vacía (visión romántica de la utopía).-En esta forma de totalidad, las utopías se interpretan y funcionan como proyectos ideales abstractos, puntos últimos de llegada y topos futuros indefinibles. En este tipo de totalidad se excluye toda reflexión analítica ya que niega por completo la realidad. Por tanto, la utopía en este contexto sería sólo un sueño, una ilusión.

Totalidad abstracta.- Desde esta perspectiva, las utopías se convierten en distopías o se piensan como imposibles ya que no reconocen un estado de cosas imperfecto. Las utopías en este caso se mimetizan también en la propia totalidad abstracta, y se asumen como tal. La forma abstracta de esta totalidad es el cautiverio de la realidad en un todo cerrado, en una “jaula de acero” que la formaliza y la convierte en hipóstasis de una realidad superior, por lo tanto la utopía aquí es manipulada e instrumentalizada.

Mala totalidad.-Para esta totalidad, las utopías son versiones espiritualizantes de lo social, visión de la esperanza y las aspiraciones descontextualizadas, marcadas por un deseo abstracto de cambio sin proyección histórica. En esta forma de totalidad se concibe a la realidad como una forma absolutamente subjetiva, eliminando toda mediación y factibilidad de la acción de cambio. La utopía se asume en un sentido positivo, en una imposibilidad factible ilimitadamente. Todas estas formas de concebir la realidad desde la perspectiva de una totalidad falsa se sostienen epistemológicamente; ahora bien, esto nos lleva a una producción abstracta de la realidad y conducen el discurso hacia la argumentación apologética.

Tal es el caso del filósofo E. M. Cioran (1981), el cual concibe a los sistemas utópicos desde la perspectiva de una totalidad abstracta. En su escrito sobre Historia y Utopía el autor califica a estos como uno de los mejores vomitivos, como literatura repugnante y entretenida. Menciona que efectivamente, la miseria es la gran auxiliar del utopista, la materia sobre la cual trabaja, la sustancia con que nutre sus pensamientos, la providencia de sus obsesiones y nos dice que: “El delirio de los indigentes es generador de acontecimientos, fuente de historia; una turba de enfebrecidos que quieren otro mundo, aquí abajo y para pronto. Son ellos los que inspiran las utopías, es a causa de ellos que se escriben”.

En este sentido, Cioran tiene razón, toda utopía es generadora de praxis histórica; sin embargo, es difícil pensar que el único error del utopista es haber idealizado un mundo con igualdad de condiciones o imaginado un mundo fuera del principio de la realidad. Cioran queda atrapado dentro de la lógica medio-fin y no ve más allá de ésta. Sin embargo, el punto central del problema al cual nos lleva el autor, radica en el miedo de crear una sociedad deshumanizada, en constreñirnos a una felicidad hecha de idilios geométricos, de éxtasis reglamentados: en pocas palabras, de un mundo perfecto, de un mundo fabricado y feliz como el que nos describe Aldous Huxley (1998).

Pero, ¿acaso no es este un mundo lleno de libertades fabricadas? Dentro de la lógica capitalista, el libre albedrío se entiende por libertad de comercio de comprar y vender; el capital es independiente y tiene personalidad mientras que el individuo que trabaja carece de ambas. Es entonces, esta abolición de semejante estado de cosas lo que la burguesía considera como la abolición de la personalidad y de la libertad. Por consiguiente, podríamos especular que el miedo a la utopía es la ignorancia racionalizada en miedo hacia la pérdida de la libertad*...

Ahora bien, como respuesta a lo que dice Cioran (1981), simplemente nos queda poner en perspectiva el orden lógico de las necesidades humanas, y para esto citaremos a Marx (1982), que agurmenta: “La primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen en condiciones de poder vivir [...] El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida material misma”. Tenemos entonces que el delirio de los indigentes no es el problema sino una consecuencia de las contradicciones de un modo de producción capitalista.

Se podría decir también que, esta forma de interiorización del estatus quo ha de cierta manera mutilado a la mente, ha inevitablemente determinado su desarrollo; y es la ya delirante razón la que se contrapone al ideal utópico por el principio de realidad. Sin embargo, desde épocas remotas el hombre a manifestado su interés por mejorar sus condiciones de vida, crea pues un mundo alterno al suyo y es en este proceso donde la razón de ser de las utopías pierden todo sentido y quedan supeditadas a estar siempre entre la tensión de lo real y de lo ideal.
continuara....

BIENVENIDOS!

Primero que nada un saludo a todos mis compañeros que visitan este pequeño espacio abierto, un espacio para que mi subjetividad pueda fluir a traves de mi teclado. En esta ocasion no hablare de nada interesante, simplemente quiero dejar en claro algunas cosas:
1- este blog es para mi un medio de ensayo, para poder pulir mis habilidades como escritor o futuro escritor
2-si encontrasen algun error de dedo, por favor no lo tomen encuenta, ya que lo mas probable es que yo no lo tome encuenta..
3-warever the fuck ever..